Disfruté
en Madrid de una buena muestra entre el 7 y el 10 de marzo, dónde se
proyectaron un puñado de buenas películas, de diversos géneros y
algunas de ellas con interesantes esquemas narrativas, proyectándose
también cortos nacionales de género (tan sólo destacaría Voice
over) y volvió el
cine asiático. Sólo se extrañó una mayor y mejor oferta de cine
de terror.
El jueves comenzamos con el preestreno de Oz, un mundo...Fue una nefasta cinta azucarada plagada de épica barata y valores tradicionales. La trama, predecible y clásica en su estructuración y personajes, volvió a versar sobre la bien sabidas batallas bien-mal. Destacan también sus malas interpretaciones, sobre todo las de esas mujeres conquistadas según las saludas. Tan sólo merece mención su iconografía Burton-disneyana.
El
viernes fue un buen día. Comenzamos con la honrosa Kenshin, el
guerreo samurái, una suerte de superhéroe asiático abierto a
secuelas que adapta fielmente el manga de origen. Con espectaculares
batallas de espadas y acertados toques de humor, tan sólo cojea por
larga, y lenta en ocasiones. Resultaba reiterativa con su mensaje
moral de la redención del Battosai y abusaba de épica con frases
exaltadoras y música ruidosa.
Después
vimos Grabbers, una comedia convencional pero muy eficaz que
podríamos considerar el Gremlins de nuestros días. La
premisa de emborracharse como método defensivo y excusa para exaltar
la bebida es genial, pero su estructura narrativa, sobre todo en el
planteamiento de los conflictos, es bastante típica. Graciosa y muy
bien hecha.
A las 10
vimos Boneboys, película floja carente de una historia con
sentido y con algunos planos un tanto cutres. Aunque sabe mantener la
tensión constantemente, no es más que violencia y carnaza (poca)
gratuita. El delirio argumental que se apodera gradualmente de ella
la hace entretenida hacia el final (momentos como un anciano
embadurnado de cuerpo entero con espuma de afeitar).
Acabamos
la jornada con la mejor del día: John dies at the end de Don
Coscarelli, una comedia surrealista muy curiosa donde abundaba un
humor perspicaz. Ciencia ficción en la que se mezclan viajes en el
tiempo, drogas alucinógenas y breves retazos de carnaza y
monstruitos en una trama en la que todo vale, dónde dos expertos de
lo sobrenatural salvan el planeta de una invasión. Guión ingenioso
pero difícil de seguir por saturado, y una espectacular primera
media que desmerece con otra hora más tibia. Ciertas escenas
resultan muy cutres por el escaso presupuesto.
El
sábado fue el mejor día. Comenzamos con la cinta de animación Wolf
Children de Mamoru Hosoda. Una buena película con una
historia bien llevada y ricos personajes. Se aprecia inspiración
iconográfica en Miyazaki y bastante atención en estética y drama,
con una depurada BSO. Pero también es larga y excesiva en sus
sentimientos y en el drama humano.
Después
se proyectó Twixt, una película muy mediocre para ser de
Coppola. A pesar de una trama interesante de referencias poeianas e
interesante iluminación, el interés va decayendo entre abstracción
y confusa mezcla de real, flashback e imaginado, sin contar las
carencias presupuestarias reflejadas en ciertas escenas.
A las 8
vimos, probablemente, la mejor película de la muestra: Antiviral
de Brandon Cronenberg. Una interesante trama vírica opresiva y
cuasi paranoica, de molesto visionado y acertada visión metafórica
de la idolatría a los iconos mediáticos. Presenta un hábil uso del
sonido y acepta con naturalidad sus extravagantes premisas de
construcción de acción. Tan sólo sobrarían ciertas dosis de
sangre.
Acabé
el día con la ya mítica en los círculos de internet The cabin
in the woods, una divertida reinvención de los clichés del
género, con una eficaz recreación de monstruos en un guión que no
te esperas con final coherente con la trama que rehuye el
convencional happy ending. Parodiando todos los elementos, incluido
personajes, de cinta de terror mala, sólo flaquea la subtrama
ancestral.
El
domingo concluyó la muestra con una jornada desafortunada. Tras el
Phenomena fue el turno de Cockney vs Zombies. Algunas
risas, personajes seniles y tiroteo a zombies a toda música fue el
mayor activo de una película típica y carente de profundidad.
Película para ver y olvidar después.
El SYFY
se clausuró con la lamentable El último exorcismo 2, breve
pero aburrida película que sólo vale como extensión de su
predecesora, con una trama consistente en una simple recaída. Los
sustos son muy típicos y gratuitos y ni siquiera su aderezo da más
interés a esta historia. De lo peor.